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martes, 12 de marzo de 2013

Salmos Destacados

1:1 ¡Feliz el hombre
que no sigue el consejo de los malvados,
ni se detiene en el camino de los pecadores,
ni se sienta en la reunión de los impíos,
1:2 sino que se complace en la ley del Señor
y la medita de día y de noche!
1:3 Él es como un árbol
plantado al borde de las aguas,
que produce fruto a su debido tiempo,
y cuyas hojas nunca se marchitan:
todo lo que haga le saldrá bien.

1:4 No sucede así con los malvados:
ellos son como paja que se lleva el viento.

1:5
Por eso, no triunfarán los malvados en el juicio,
ni los pecadores en la asamblea de los justos;

1:6
porque el Señor cuida el camino de los justos,
pero el camino de los malvados termina mal.

Salmo 1

8:1 Del maestro de coro. Con la cítara de Gat. Salmo de David.
8:2 ¡Señor, nuestro Dios,
qué admirable es tu Nombre en toda la tierra!
Quiero adorar tu majestad sobre el cielo:
8:3 con la alabanza de los niños
y de los más pequeños,
erigiste una fortaleza contra tus adversarios
para reprimir al enemigo y al rebelde.
8:4 Al ver el cielo, obra de tus manos,
la luna y la estrellas que has creado:
8:5 ¿qué es el hombre para que pienses en él,
el ser humano para que lo cuides?
8:6 Lo hiciste poco inferior a los ángeles,
lo coronaste de gloria y esplendor;
8:7 le diste dominio sobre la obra de tus manos,
todo lo pusiste bajo sus pies:
8:8 todos los rebaños y ganados,
y hasta los animales salvajes;
8:9 las aves del cielo, los peces del mar
y cuanto surca los senderos de las aguas.
8:10 ¡Señor, nuestro Dios,
qué admirable es tu Nombre en toda la tierra!

Salmo 8

14:1 Del maestro de coro. De David.
El necio se dice a sí mismo:
"No hay Dios".
Todos están pervertidos,
hacen cosas abominables,
nadie practica el bien.
14:2 El Señor observa desde el cielo
a los seres humanos,
para ver si hay alguien que sea sensato,
alguien que busque a Dios.
14:3 Todos están extraviados,
igualmente corrompidos;
nadie practica el bien,
ni siquiera uno solo.

14:4 ¿Nunca aprenderán los malvados,
los que devoran a mi pueblo
como si fuera pan,
y no invocan al Señor?
14:5 Miren cómo tiemblan de espanto,
porque Dios está a favor de los justos.
14:6 Ustedes se burlan de las aspiraciones del pobre,
pero el Señor es su refugio.
14:7 ¡Ojalá venga desde Sión
la salvación de Israel!
Cuando el Señor cambie la suerte de su pueblo,
se alegrará Jacob,
se regocijará Israel

Salmo 14

15:1 Salmo de David.
Señor, ¿quién se hospedará en tu Carpa?,
¿quién habitará en tu santa Montaña?
15:2 El que procede rectamente
y practica la justicia;
el que dice la verdad de corazón
15:3 y no calumnia con su lengua.
El que no hace mal a su prójimo
ni agravia a su vecino,
15:4 el que no estima a quien Dios reprueba
y honra a los que temen al Señor.
El que no se retracta de lo que juró,
aunque salga perjudicado;
15:5 el que no presta su dinero a usura
ni acepta soborno contra el inocente.
El que procede así, nunca vacilará.

Salmo 15

23:1 Salmo de David.
El Señor es mi pastor,
nada me puede faltar.
23:2 Él me hace descansar en verdes praderas,
me conduce a las aguas tranquilas
23:3 y repara mis fuerzas;
me guía por el recto sendero,
por amor de su Nombre.
23:4 Aunque cruce por oscuras quebradas,
no temeré ningún mal,
porque tú estás conmigo:
tu vara y tu bastón me infunden confianza.
23:5 Tú preparas ante mí una mesa,
frente a mis enemigos;
unges con óleo mi cabeza
y mi copa rebosa.
23:6 Tu bondad y tu gracia me acompañan
a lo largo de mi vida;
y habitaré en la Casa del Señor,
por muy largo tiempo.

Salmo 23




40:1 Del maestro de coro. De David. Salmo.
40:2 Esperé confiadamente en el Señor:
él se inclinó hacia mí
y escuchó mi clamor.
40:3 Me sacó de la fosa infernal,
del barro cenagoso;
afianzó mis pies sobre la roca
y afirmó mis pasos.
40:4 Puso en mi boca un canto nuevo,
un himno a nuestro Dios.
Muchos, al ver esto, temerán
y confiarán en el Señor.
40:5 ¡Feliz el que pone en el Señor
toda su confianza,
y no se vuelve hacia los rebeldes
que se extravían tras la mentira!
40:6 ¡Cuántas maravillas has realizado,
Señor, Dios mío!
Por tus designios en favor nuestro,
nadie se te puede comparar.
Quisiera anunciarlos y proclamarlos,
pero son innumerables.

40:7 Tú no quisiste víctima ni oblación;
pero me diste un oído atento;
no pediste holocaustos ni sacrificios,
40:8 entonces dije: "Aquí estoy.
40:9 En el libro de la Ley está escrito
lo que tengo que hacer:
yo amo, Dios mío, tu voluntad,
y tu ley está en mi corazón".
40:10 Proclamé gozosamente tu justicia
en la gran asamblea;
no, no mantuve cerrados mis labios,
tú lo sabes, Señor.
40:11 No escondí tu justicia dentro de mí,
proclamé tu fidelidad y tu salvación,
y no oculté a la gran asamblea
tu amor y tu fidelidad.
40:12 Y tú, Señor, no te niegues
a tener compasión de mí;
que tu amor y tu fidelidad
me protejan sin cesar.
40:13 Porque estoy rodeado de tantos males,
que es imposible contarlos.
Las culpas me tienen atrapado
y ya no alcanzo a ver:
son más que los cabellos de mi cabeza,
y me faltan las fuerzas.
40:14 Líbrame, Señor, por favor;
Señor, ven pronto a socorrerme.
40:15 Que se avergüencen y sean humillados
los que quieren acabar con mi vida.
Que retrocedan confundidos
los que desean mi ruina;
40:16 queden pasmados de vergüenza
los que se ríen de mí.
40:17 Que se alegren y se regocijen en ti
todos los que te buscan,
y digan siempre los que desean tu victoria:
"¡Qué grande es el Señor!"
40:18 Yo soy pobre y miserable,
pero el Señor piensa en mí;
tú eres mi ayuda y mi libertador,
¡no tardes, Dios mío!
Salmo 40
 
112:1 ¡Aleluya!
Feliz el hombre que teme al Señor
y se complace en sus mandamientos.
112:2 Su descendencia será fuerte en la tierra:
la posteridad de los justos es bendecida.
112:3 En su casa habrá abundancia y riqueza,
su generosidad permanecerá para siempre.
112:4 Para los buenos brilla una luz en las tinieblas:
es el Bondadoso, el Compasivo y el Justo.
112:5 Dichoso el que se compadece y da prestado,
y administra sus negocios con rectitud.
112:6 El justo no vacilará jamás,
su recuerdo permanecerá para siempre.
112:7 No tendrá que temer malas noticias:
su corazón está firme, confiado en el Señor.
112:8 Su ánimo está seguro, y no temerá,
hasta que vea la derrota de sus enemigos.
112:9 Él da abundantemente a los pobres:
su generosidad permanecerá para siempre,
y alzará su frente con dignidad.
112:10 El malvado, al verlo, se enfurece,
rechinan sus dientes y se consume;
pero la ambición de los malvados se frustrará.
Salmo 112, Haleluya 3.
 
137:1 Junto a los ríos de Babilonia,
nos sentábamos a llorar,
acordándonos de Sión.
137:2 En los sauces de las orillas
teníamos colgadas nuestras cítaras.
137:3 Allí nuestros carceleros
nos pedían cantos,
y nuestros opresores, alegría:
"¡Canten para nosotros un canto de Sión!"
137:4 ¿Cómo podíamos cantar un canto del Señor
en tierra extranjera?
137:5 Si me olvidara de ti, Jerusalén,
que se paralice mi mano derecha;
137:6 que la lengua se me pegue al paladar
si no me acordara de ti,
si no pusiera a Jerusalén
por encima de todas mis alegrías.

137:7 Recuerda, Señor, contra los edomitas,
el día de Jerusalén,
cuando ellos decían: "¡Arrásenla!
¡Arrasen hasta sus cimientos!"
137:8 ¡Ciudad de Babilonia, la devastadora,
feliz el que te devuelva el mal que nos hiciste!
137:9 ¡Feliz el que tome a tus hijos
y los estrelle contra las rocas!
Salmo 137
 
143:1 Salmo de David.
Señor, escucha mi oración,
atiende a mi plegaria;
respóndeme, por tu fidelidad y tu justicia.
143:2 No llames a juicio a tu servidor,
porque ningún ser viviente es justo en tu presencia.
143:3 El enemigo me persiguió a muerte,
aplastó mi vida contra el suelo;
me introdujo en las tinieblas,
como a los muertos de hace muchos años.
143:4 El aliento se extingue en mi interior,
mi corazón desfallece en mi pecho.
143:5 Me acuerdo de los tiempos pasados,
medito todas tus acciones;
considero la obra de tus manos
143:6 y extiendo mis brazos hacia ti:
suspiro por ti como tierra reseca. Pausa
143:7 Respóndeme en seguida, Señor,
porque estoy sin aliento.
No me ocultes tu rostro,
para que yo no sea como los que bajan a la fosa.
143:8 Que yo experimente tu amor por la mañana,
porque confío en ti;
indícame el camino que debo seguir,
porque a ti elevo mi alma.
143:9 Líbrame, Señor, de mis enemigos,
porque me refugio en ti;
143:10 enséñame a hacer tu voluntad,
porque tú eres mi Dios.
Que tu espíritu bondadoso me conduzca
por una tierra llana.
143:11 Por amor de tu Nombre, Señor,
consérvame la vida.
Por tu justicia, sácame del peligro;
143:12 por tu fidelidad, destruye a mi enemigo;
aniquila a mis opresores,
porque yo soy tu servidor.
Salmo 143

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